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  •  Lenguaje teológico pastoral

EN EL CORAZÓN DE LA OBRA DE LA TRINIDAD

 

“En el principio  existía el Verbo”… Jn. 1,1

 

Nuestra obra no es obra “de la carne ni de la sangre…”.[1]Es obra de la Santísima Trinidad. No surge en un escritorio como fruto de un plan humano, sino en la experiencia serena del encuentro con Dios, en los retiros espirituales, que nos llevo a descubrir la importancia del anuncio kerigmático, las obras de misericordia, así como una fuerte fidelidad  a Cristo y  a su Iglesia.

En el encuentro con Jesucristo Pascual hemos sentido el llamado “Vengan todos  lo que están cansados y agobiados que yo los aliviare…”[2]. Con el devenir del tiempo se ha transformado en una gran tarea evangelizadora “Vayan de dos en dos…para que lo precedieran en todas las ciudades donde iba ir El   … anuncien la buena noticia”[3]

 

¡Debemos buscar en todas las esquinas  a quienes el Rey quiere invitar a la fiesta de su Hijo, antes de que comience la fiesta de boda del Cordero traspasado.! [4]

 

Estamos inmersos en el  misterio de Dios Amor, “Hijitos míos: este amor no consiste en que nosotros hayamos amado  a Dios, sino que él nos amó primero, envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados[5]

Él ha querido revelarse por puro iniciativa  suya y nos escogió para que fuésemos hijos en el Hijo, y por medio del mismo Espíritu de Jesucristo. “seamos santos como Él es Santo”[6]

 

“Al Padre nunca nadie lo vio”,[7] pero quien ve el rostro misericordioso de Cristo se encuentra con el Padre. “Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes y todavía no me conoces, el que me ha visto a Mí, ha visto al Padre.”[8]. Es el mismo Padre el que le ha encomendado como misión al Hijo y al Espíritu que nos lleven hacia Él.

Al decir que somos obra de la Santísima Trinidad queremos manifestar que aceptamos al Señor como el Ungido de Padre y deseamos ser dóciles al Espíritu Santo para poner en el centro de nuestras vidas a Cristo con todas sus exigencias y nos reconocernos sus siervos y amigos:

  • Siervos: en este sentido somos obreros de su viña[9] que solo hacemos lo que Él nos pide, nada nos pertenece, queremos entregarle nuestra soberana libertad para que disponga de nuestro pensar, querer y sentir.
  • Amigos: Con su muerte nos dio la vida, pero con su resurrección nos dio la Vida en abundancia regalándonos el milagro de “ser nueva creación[10]. El ha querido ser todo don amical[11] adentrándonos en su intimidad por medio del misterio de la Gracia “Tú me dice que eres mi amigo y yo me siento tú siervo”(San Agustín). Como amigos volamos hacia el corazón eterno del Padre y en este sentido es clave  ser instrumento del Espíritu Santo para que como incienso perfumado por la caridad, nosotros y el mundo cante en un vuelo nupcial  la adoración y las alabanzas al Redentor.

Para una explicación metodológica dividimos en cinco (5) los principios de nuestra Obra. La orientación concreta  del seguimiento de Jesucristo

Para una explicación  metodológica dividimos en cinco (5) principios nuestro seguimiento a Jesucristo “Señor de la Historia“[12].

1- Adoración a la Santísima Trinidad

2- Comunidad

3- Evangelización

4-  María

5- Urbe

¡TE ADORAMOS, OH SANTA TRINIDAD!

“Y el Verbo se hizo carne y habitó  entre nosotros “Jn. 1, 14

 

La plenitud de la Revelación sobre el misterio de Dios la manifiesta el Padre por medio de la misión de Jesucristo y su Espíritu.

 

“El que me ama será fiel a mi Palabra, y el Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él…”[13]

  Hemos constatado una y otra vez que toda transformación interior es fruto de la inhabitación de la Santísima Trinidad en el corazón de cada bautizado. Esta presencia divina nos orienta hacia la santidad, es a través de un auténtico amor oblativo que nos conduce a  trascender y donarnos a nosotros mismos, hasta que se repita en nosotros la locura de los mártires; se trata  de una locura de amor “¡Si! de esto nos gloriamos, de Cristo crucificado”[14]

  Son los lazos del Amor del Padre Dios, que grita silenciosamente desde interior, y hace experimentar el cobijamiento, o sea el estar seguro en sus manos providentes.

Esta Gracia transformadora nos abre a “los sentimientos de Cristo”,[15]que como ola expansiva orienta  los corazones de los fieles cristianos al encuentro del otro, en una comunión de amor y bienes, en una única solidaridad de destinos.

El Espíritu Santo es quien como el Emmanuel interior nos lleva a decir como el profeta, tengo que anunciar, tengo gritar hay de mi sino lo hago”… te mando arrancar, derribar o sembrar”[16].

 

“El que Es, el que Fue y el que Será”, El “Ser Subsistenteper se” ha derramado su presencia creadora, salvadora y santificadora haciendo de la historia, una historia santa, en este sentido nosotros “no somos ni activistas, ni pasivitas sino protagonistas de la Historia” [17] que tejemos la vida en alianza con Dios Trino y María.

Es en un momento de la historia que nuestra Santa Madre Iglesia tuvo que especificar dogmáticamente aquello que vive vitalmente y el dogma profesa: “Dios es Una sola substancia y Tres personas a la vez…”

 

El mismo credo Nicea – Constantinopla [18] lo profesa en: forma muy bella:

Creo en un solo Dios,

 

Padre Todopoderoso,

Creador del cielo y de la tierra, de

Todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo,

Hijo único de Dios,

Nacido del Padre antes de todos los

Siglos: Dios de Dios, Luz de Luz,

Dios verdadero de Dios verdadero,

Engendrado, no creado,

De la misma naturaleza del Padre,

Por quien todo fue hecho;

Que por nosotros, los hombres, y

Por nuestra salvación bajó del cielo,

Y por obra del Espíritu Santo se

Encarnó en María, la Virgen y se

Hizo hombre;

Y por nuestra causa fue crucificado

En tiempos de Poncio Piloto;

Padeció

Y fue sepultado,

Y resucitó al tercer día, según las

Escrituras,

Y subió al cielo,

Y está sentado a la derecha del Padre;

Y de nuevo vendrá con gloria para

Juzgar a vivos y muertos,

Y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo,

Señor y dador de vida,

Que procede del Padre y del hijo,

Que con el Padre y el Hijo recibe

Una misma adoración y gloria,

Y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es una,

Santa, católica y apostólica.

Confieso que hay un solo Bautismo

Para el perdón de los pecados.

Espero la resurrección de los muertos

Y la vida del mundo futuro.

Amén.

En el camino de XX siglos Ella ha buscado el modo de trasmitir pastoralmente a sus hijos formas de catequesis con distintas imágenes y comparaciones que le ayudaran a pintar este misterio dogmático. Ejemplo: Triangulo, Trébol de tres hojas, pintura como el cuadro de Rublëv.[19](cfr. El Papa vincula la Eucaristía y la Trinidad)

Me gustaría tomar de la vida cotidiana esta comparación que nos ayude a adentrarnos al misterio de Dios: La Familia.

En la familia se dan tres principios: la paternidad (madre- padre), la filialidad (hijos) y el amor mutuo que lo penetra todo y está en todos, en este sentido Dios Trino es Uno como la familia, y a la vez Tres Personas Divinas: es Padre, es Hijo y es Espíritu Santo.

En Familiaris Consortio  podemos constatar que esta imagen está en la base de muchas de las reflexiones y que puede percibirse que la FAMILIA es reflejo de la Trinidad.

Me parece importante resaltar que nuestra comunidad sólo será  reflejo de la Santísima Trinidad, ¡ADORÁNDO! Y a su vez teniendo como modelo humano la Sagrada Familia.

San Pablo nos dice “nosotros somos ciudadanos del cielo, y esperamos ardientemente que venga de allí el Señor Jesucristo”[20]. En este sentido queremos reproducir  en forma preclara lo que sucede en el cielo. Todo el cielo vive en adoración y alabanza a Dios Trino, el desafío es penetrar en los filamentos de la vida cotidiana. El punto de partida es la familia, santuario de la vida y desde ahí iluminar a la Urbe, o sea debemos tener conciencia de que estamos plasmando una cultura de Adoración.

Todo los habitantes del cielo viven de, por y  para la adoración. “Y cada vez que los seres vivientes daban gloria, honor y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatros ancianos se postraban ante el para adorarlo, y ponían sus coronas delante del trono diciendo: “tú eres digno, Señor y Dios nuestros de recibir la gloria, el honor y el poder. Porque haz creado todas las cosas: ellas existen y fueron creadas por tu voluntad”[21].

¿Qué significa adoración?

El Catecismo[22] define:

“La adoración es el primer acto de la virtud de la religión. Adorar a Dios es reconocerle como Dios, como Creador y Salvador, Señor y Dueño de todo lo que existe, como Amor infinito y misericordioso. “Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él darás culto”[23], dice Jesús citando el Deuteronomio”.

 

“Adorar a Dios es reconocer, con respeto y sumisión absolutos, la “nada de la criatura”,  que solo existe por Dios. Adorar a Dios es alabarlo, exaltarle y humillarse a sí mismo, como hace María en el Magníficat, confesando con gratitud que El ha hecho grandes cosas y que su nombre es santo. La adoración del Dios único libera al hombre del repliegue sobre sí mismo, de la esclavitud del pecado y de la idolatría del mundo”.

 

Vivir como la ciudad celeste y “postrarse ante Dios”, no es alienante sino todo lo contrario, adorar es reconocer la grandeza y la misericordia del Señor, es descubrir que nuestra pequeñez es luminosa ya que en nosotros brilla el don precioso de ser Hijos de Dios, no en un sentido general, sino personal.

Es en la adoración donde el hombre descubre su dignidad traspasada por la Pascua de Cristo y en esa atmósfera el hombre toma conciencia que no es esclavo de nadie.

Adorar las personas divinas aquí en la tierra es tener atado el corazón en el cielo, y a la vez fuente de inspiración de todo un estilo de vida que lleva el sello distintivo de la misericordia. El adorador no se aleja del mundo sino que lo lleva hacia el cielo, por el otro lado, su presencia en este mundo es plasmadora de un tipo de cultura que tira todo los ídolos que levantan los hombres, penetrando todos los vínculos con la savia interior de la santidad que proviene de Dios.

En latín adoración se dice adoratio, literalmente, esta palabra expresa  colocar los labios o la persona toda junto al objeto de amor, a la manera de un beso:

Adorar es colocar nuestro labios en el santo trono de Dios y nuestro corazón en el corazón de Dios, y dejar que el nos bese no solo los labios sino el alma, es aceptar que nos deje una llaga de amor que solo se calme con una nueva visitación, “Tus labios destilan miel pura, novia mía, hay miel y leche bajo tu lengua y la fragancia de tus vestidos es como el aroma del Líbano … Ábreme amada mía, paloma mía, mi preciosa mía”[24]

 

Adorar es aceptar sin condicionamiento la voluntad de Dios es repetir con ritmo de la Santísima Virgen María “yo soy la esclava del Señor, hágase en mi tu voluntad” [25]

 

Nuestro movimiento sólo puede abrirse camino hacia el futuro si educa a sus miembros en la adoración, por eso es clave descubrir vitalmente que  en el Cenáculo presidido por Jesucristo comienza  aquel Jueves Santo una corriente de adoración que une el cielo con la tierra, lo visible con lo invisible en un solo organismo, une el sacrificio del cordero que quita el pecado del mundo y su fiesta nupcial.

Y adoramos al Señor presente en el corazón como dice Sor Isabel de la Trinidad, ocd.

¡Oh Dios mío, Trinidad a quien adoro

ayúdame a olvidarme totalmente de mí,

para establecerme en ti, inmóvil y tranquila,

como si ya mi alma estuviese en la eternidad.

 

Que nada pueda turbar mi paz,

ni hacerme salir de ti, oh Inmutable,

Sino que cada minuto se sumerja más,

en la hondura de tu misterio.

Pacífica mi alma, haz de ella tu cielo,

Tu morada de amor y el lugar de tu descanso.

 

Que ella nunca te deje solo, sino que esté ahí

Con todo mi ser,

Toda despierta en fe, toda adorarte,

Totalmente entrega a tu acción creadora.

 

Nuestra comunidad parte de la experiencia del Amor Misericordioso de Dios que nos llevo a postrarnos en presencia en señal de santa adoración Debemos adorar a la Trinidad que es el fin primordial de toda criatura para con su creador, sólo así seremos felices.

Es cierto que en todas partes hay vestigios y huella de Dios, sin embargo, el Señor ha dicho claramente que al Él lo podemos encontrar cuando dos o más se reúnan en su nombre, en el servicio a los hermanos más pobres. La Iglesia agrega otras presencias de Cristo como son  Palabra, sus ministros y de modo especial en las Especies Eucarísticas. “La Iglesia vive de la Eucaristía esta verdad no expresa solamente una experiencia cotidiana de Fe, sino que encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia. Ésta experimenta con alegría como se realiza continuamente, en múltiples formas, la promesa del Señor: “He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” ( Mt. 28, 20)[26].

 

Guiados por el magisterio de la Iglesia nosotros queremos trabajar fielmente sobre la adoración de Jesucristo en la Eucaristía “ hace falta, en concreto, fomentar, tanto en la celebración de la Misa como en culto eucarístico fuera de ella, la conciencia viva de la presencia real de Cristo, tratando de testimoniarla con el tono de la voz, con los gestos, los movimientos y todo el modo de comportarse… la presencia de Jesús en el tabernáculo ha de ser como un polo de atracción para un número cada vez  mayor de almas enamoradas de Él, capaces de estar largo tiempo como escuchando su y sintiendo los latidos de su corazón”[27].

 

La prolongación de esta adoración en el resto de la vida cotidiana debemos buscarla “especialmente en el hermano”. Obviamente no se trata de adorar al hermano ya que la Latría es sólo para las tres personas divinas, sino buscar la presencia de Dios en el prójimo el cual refleja y participa de la Presencia del Dios Trino. Esto implica, incluso, buscarlo aún cuando este varón o mujer no manifieste en sus actitudes y transparencia “fiesta”, “alegría”, sino sea “epifanía de dolor”, por “las angustias del peso de sus aflicciones “

COMUNIDAD

“Yo soy la vid, ustedes los sarmiento. el que permanece en mí, y yo en él da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer” ( Jn. 15, 5)

Para introducirnos al tema comunitario debemos ir a la raíz y fundamento de toda comunidad: Dios uno y Trino. Es importante explicar que en la Santísima Trinidad se dan dos movimientos: uno hacia adentro “Ad intra” y otro hacia fuera “Ad extra”.

  • Ad intra: Se trata de Dios en si mismo que es como un movimiento centrípeto, se trata de la infinitud de  las relaciones divinas las cuales podemos poner a la Fe Logos pero por se creaturas no podemos agotar ni comprenderlo en plenitud, recordemos el episodio de San Agustín que tratando de explicar este misterio trinitario se encuentra con aquel niño que quiere poner toda el agua del mar dentro del pozo que había hecho en la arena y corría con su balde para llenarlo.

Lo que queremos decir que contemplar “ad intra”[28]  es ver como se penetran y se compenetran unas a otras en una unidad de amor eterno.

  • Ad extra: Se trata de un movimiento centrifugo donde la Santísima Trinidad en su “bondad y sabiduría, quiso revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad[29], mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, y la Palabra hecha carne, en el Espíritu Santo, tienen acceso al Padre y se hacen participantes de la naturaleza divina.[30]En consecuencia, por esta revelación, el Dios invisible[31] por la abundancia de su amor habla a los hombres como amigos[32] y trata con ellos[33] para invitarlos y recibirlos en su compañía. Este plan de la revelación se realiza por medio de hechos y palabras intrínsecamente ligados entre sí, de tal forma que las obras realizadas por Dios en la historia de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y hechos significados por las palabras, mientras que las palabras proclaman las obras y esclarecen el misterio contenido en ellas. Por esta revelación, la verdad profunda acerca de Dios y de la salvación del hombre se nos manifiesta en Cristo, que es al mismo tiempo el mediador y la plenitud de toda la revelación”.[34]

En el movimiento “Ad Extra” vamos a tener en cuenta algunos ejes que nos ayuden a caminar en la reflexión:

  • El eje cristológico, Se trata del misterio de la Encarnación
  • El eje eclesiologico que guía pastoral nos ayudará San Ireneo que dice “los que no se asume no se redime”.[35]
  • El eje pastoral vamos hablar de tres círculos concéntricos que se dieron históricamente a través de un largo proceso que no está agotado. Es importante ver que cuando queda fundado el tercero de los movimientos se transforma en clave para la pedagogía de Fe, por lo tanto es importante revivir e incorporar vitalmente el primero par que quede como columna de una cultura cristiana de tal manera que lo familiar este en lo pequeño y cotidiano y la estructura de la urbe este impregnada por el mismo corazón.

Primer círculo

 

LA FAMILIA

Dios- Familia se manifiesta como “primer movimiento encarnatorio” “ad extra”[36] en “el hogar María y José”, vida familiar  a la cual Jesús le dedicará la mayor parte de su vida terrena (30 años).

Esta casa, filial del Cielo se construye con los pilares de la Fe, Esperanza y  Caridad .Ya han pasado más de  2000  años y sigue vivo y actual aquel latido familiar que señala el Norte Eterno del Reino de Dios.

Es en la obediencia de la Fe, donde Abraham con Sara y su familia salieron hacia el terruño que Dios le había prometido.[37]En esta nueva etapa del peregrinar hacia la Pascua definitiva brilló en la aurora la Fe de María y José, lugar elegido donde Dios quiso poner su hogar, haciendo que  en un cerrar y abrir de ojos la noche se hiciera día para quienes lo quisieran recibir.[38]En la noche de los tiempos Ellos tomaron con  fidelidad martirial el ser reflejo del cielo.

En  este  sentido había comenzado en el seno de un hogar,  un nuevo paradigma humano y religioso, Ser Familia Santa., reflejo de los más íntimos atributos de Dios Uno y Tres a la vez.

Segundo circulo

 

LA COMUNIDAD DE LOS DOCE

El “segundo movimiento encarnatorio”  fue “la comunidad de los Doce”.

 

A veces nos habituamos a separar al Señor de todos los vínculos, desde la concepción el Señor por el misterio de la encarnación él es con otros, aquí vamos a considerar desde el comienzo de su ministerio público o sea, con el Bautismo.

Un primer paso fue llamar a cada uno por su nombre para formarlos en el proyecto trinitario y con ellos a muchos más entre ellos los 72 discípulos[39], generando en torno a si una autentica espiritualidad de seguimiento, incluso el mismo viernes santo en la cruz El no está solo, lo acompaña el Cirineo, la Verónica, Juan, el centurión, María magdalena y María su Madre entre los que nombra la Sagrada Escritura.

En la Cruz podemos contemplar un intercambio de miradas, de ternura, de amor. Jesucristo que mira con infinito amor a los grupo que están a su alrededor: a los lo miran con odio y lo agreden, y la mirada de aquellos que han aceptado ser sus discípulos… El ama a todos con”Amor eterno”. La otra mirada, es de sus amantes discípulos que responden desde la impotencia con la única respuesta que revoluciona el corazón “el amor en cruz”.

Después de su resurrección[40], la comunidad, por pedido del Maestro esperó en aquella casa de familia[41], para ser del Cenáculo en paradigma eclesial. Es en el Cenáculo donde se fusionan los corazón en la oración[42], y comparten su bienes, talentos, dones y carismas[43]para el bien “… es la Iglesia naciente quién se transforma en luz en un sacramento, signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad  de todo el género humano”. [44]

 

 

Tercer circulo:

 

LA CULTURA CRISTIANA

El tercer movimiento encarnatorio consiste “buscar al mundo entero para que todos los pueblos formen sola Familia en Cristo”.

Después del pecado del hombre, la Santísima Trinidad le promete salvación “un descendiente de ella, te aplastará la cabeza”[45], texto conocido como el proto evangelio. A partir de esta promesa originaria, comenzará un largo camino hacia la ENCARNACIÓN cuyo fin es hacernos familia del Padre, por el  Hijo en el Espíritu Santo.

 Después de la Resurrección la consigna del “Kirios” es clara “vayan a todo el mundo…”[46], aquí late hondamente dos realidades que mueve al cristiano a vivir como ciudadano de dos mundo, se trata de una tensión entre el “ya” de la realidad pascual y el todavía “no” de la situación vital propia de la encarnación. “Ya” significa que no esperamos ninguna nueva revelación que no sea Cristo resucitado, y  “No” significa en este contexto que el Evangelio debe ser anunciado y recibido por el hombre y todos los hombres de todos los tiempos y lugares.

La evangelización encarnada, significa asumir todo lo bueno y noble de este mundo y  a la vez purificar todo aquello que tenga raíces de pecado. Anunciar con gestos  Palabras tomando el modo propio de cada pueblo el modo original de como expresa su relación con Dios, el Mundo, el Prójimo y Consigo mismo. La Iglesia con el Papa Pablo VI le llama a este proceso evangelizador “Inculturación del Evangelio.” [47].

La experiencia con el Dios de la Vida trae como consecuencia una nueva forma de vincularse. Dueño de Si, administrador de las cosas, hermanos de todos los hombres e hijos del Padre. Esta realidad Pascual – encarnatoria lleva implícito una nuevo paradigma social constructora de una Urbe que anticipe el cielo.

La encarnación implica un doble sentido: trabajar hacia adentro de los valores culturales y el trabajo en acciones concretas que abran las puertas a nuevas formas creativas que vayan configurando una nueva “cultura Solidaridad”.

Al mirar el mundo desde estos tres círculos (hogar, comunidad eclesial y cultura) la Nueva Evangelización toma un matiz importante que debemos dejar claro que “la Trinidad es el fundamento más profundo de la dignidad de cada  persona humana  y de la comunión fraterna[48] y fundamento y modelo permanente de toda sociedad”.

 

Desde que Dios hizo todas las cosas “ex nihilo”[49] y a su vez el hombre fue modelado a “su imagen y semejanza”[50]  afirmamos que “somos con otros…”[51]. En este sentido no necesitamos “un contrato social para ser sociedad”, se trata de la misma autoconciencia  de ser con otros en el mundo.  A su vez, nuestra experiencia confirma una y otra vez, que sólo en la apertura al Tú somos completos, no por carencia, sino por complementación.

Esta estructura social  donde el ser uno y muchos a la vez es reflejo de la misma realidad divina, se transforma en la tierra fecunda donde el mismo Dios pone semillas que con el tiempo se transformarán en la viña del Gran Rey.

Al romperse el tejido social por el misterio de la iniquidad, se han construidos una y otra vez Urbes sin Dios, donde en sus mismos cimientos reina  la cultura de la confusión de lenguas.[52]

 

Dios nunca nos abandona, aún cuando en algunos períodos de la vida sintamos que  andamos “errantes y vagabundos”[53]

Su plan es hacer de todos los pueblos un sólo pueblo, “una Nación Santa,  un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que nos llamó de las tinieblas a su admirable luz”, [54]para iluminar a la ciudad  de  todos los redimidos.[55]

Esta  apasionante tarea de ser “un solo corazón”[56], es el fruto de una admirable alianza entre nuestra libre disposición interior y la serena fecundidad de la Gracia  en el alma.

El concilio Vaticano II nos convoca a ser protagonistas de la Iglesia comunión, donde “El gozo y  la  esperanza, el dolor y la angustia de los hombres de este tiempo, sobre todo de los pobres y de toda clase de afligidos, son también el gozo y la esperanza, el dolor y la angustia de los discípulos de Cristo. No existe nada verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón, pues su comunidad está compuesta por hombres, reunidos en Cristo ,que son conducidos por el Espíritu Santo en su peregrinación hacia el reino del Padre, y que han recibido el mensaje de la salvación para ser propuesto a todos. Por lo cual dicha comunidad se siente, en verdad, íntimamente unida con el género humano y su historia”. [57]

Estoy convencido que todavía sigue “en pañales” el trabajo por una  espiritualidad del Pueblo de Dios, esto nos exige caminar con  Jesús. Seguirlo con amor crucificado, pero no en soledad, sino como familia donde se experimente “una razón para seguir esperando[58]”…

El Papa nos ha impulsado a “Navegar mar adentro”[59], en este tercer milenio.

¡Nuestro mundo es tan paradójico! Por un lado el mundo está “dividida por las enemistades y discordias”[60] y por el otro, desea la paz y el encuentro fraterno.

“Es en medio de los escombros donde surge el fruto de la santidad. Azucenas del Jardín de Dios son los millares de varones y mujeres que en el silencio de lo cotidiano perfuman con la fragancia de Cristo. A ellos y “todos lo que creerán a través de ellos[61] los guía la “suave brisa de Dios[62], son primavera santa,  anticipo de un nuevo Pentecostés”.

“Son testigos y semillas de los carismas, ministerios, servicio. Maestros de la intimidad con Dios  Luz, sal y levadura de comunión forma una especie de sinfonía que baila alrededor del arco iris del nuevo eon[63]”.

Nuestros Obispos nos llaman a evangelizar: “desde una acción pastoral más orgánica, renovada y eficaz, procurando que todo miembro  del pueblo de Dios, toda comunidad cristiana, todo decanato, parroquia, asociación o moviendo, se inserten activamente en la pastoral orgánica de cada diócesis”[64], tarea que asumimos con alegre sincero realismo.

Ser comunidad es un gran don, pero a la vez una tarea exigente.

Para llevar adelante esta tarea de ser comunidad santa, la Divina Providencia nos ha regalado una experiencia clave para nuestro carisma a la que nosotros le llamamos “Procesos comunitarios”. Este proceso vital es un acompañamiento del bautizado para que viva la espiritualidad de comunión y que con la conciencia de Pueblo de Dios vaya progresivamente a asumiendo un compromiso cada vez mayor  con la  Nueva Evangelización y la vida comunitaria. Éstos son:

1 Proceso  comunitario metanoia centrada en la conversión, el bautismo y el hombre nuevo según nos enseña San Pablo.

2 Proceso  comunitario evangelion centrada en la evangelización., la comunión Eucarística y la Comunidad Nueva según nos relata los Hechos de los Apóstoles.

3 Proceso comunitario koinonía centrada en la Iglesia Comunión, la Confirmación y la Nueva Evangelización.

4 Proceso comunitario martyira centrado en el testimonio y la consagración en el mundo (este último en la Obra lo asume como propio los consagrados, o sea la “comunidad de la Santa Cruz”)

¡Qué bueno es meditar aquellas Palabras de Vida que dicen: “llevamos en nuestra vasija de barro un tesoro inapreciable[65], Talento que no podemos esconder debajo de la tierra por miedo ( alusión a la parábola de los talentos), la tarea es sobreabundante pidamos al dueño del campo que nos envió nuevos operarios para la cosecha[66]y sin embargo, “ todo lo puedo en Aquel que me reconforta”![67].

La Urbe debe tomar los rasgos de familia donde nadie quede excluido y Dios sea el centro vital de cada persona, que lo adoran en Espíritu y en Verdad.

EVANGELIZACION

 

“Como el Padre me envío a mí, yo también los envío a ustedes” ( Jn. 20, 21)

 

En primer lugar, recordemos que habíamos dicho que nuestra mirada al misterio de la Encarnación la realizamos con ojos post pascuales La encarnación es para nosotros un principio fundamental ya que nos enseña que el Evangelio debe asumir la carne o sea el Evangelio debe inculturizarse y a la vez la Pascua la trascendencia de la “carne”.

Dice San Pablo “tomen todo lo bueno y lo hermoso de este mundo y lo demás descártenlo[68]”. “En todas  partes hay semillas del Verbo”[69].

En segundo lugar, es esencial recordar que la Iglesia existe para  evangelizar “vayan a todos los pueblos de ciudad en ciudad”[70]. Se trata del mandato del Señor, el cual está impregnado por la promesa de su Presencia. Esta presencia es Fiel y perpetua, Cristo acompañará a sus amigos hasta el fin del mundo, o sea, la consigna evangelizadora es enseñar a cada generación abrirse dócilmente al Dios Trino para adorarlo, servirlo.

Esta tarea misionera esta movida por Espíritu Santo que nos impulsa a amar al Padre y simultáneamente sin ningún tipo de pausa anunciarlo a todos los hombres, como dicen los exegetas con la “prisa evangélica” un ejemplo de ello es el texto de Lc.1, 36. “María de Prisa fue a ver a su prima Isabel”

La evangelización hace a la propia existencia de la  Iglesia, si no existe para ello la Iglesia deja su “primer amor” [71]y comienza agonizar lentamente, debemos adueñarnos de las palabras del profeta: “Tengo que gritar[72].

 

¿Qué es la Evangelización?  Para responder tomemos las palabras magistrales del Papa Pablo VI “Hay que alcanzar  y transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes de inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la Palabra de Dios y con el designio de salvación.” [73]

La Evangelización no es tareas de unos pocos o de una elite sino que involucra a todos los cristianos es la consecuencia que surge del compromiso de celebrar, anunciar y vivir la Fe en Cristo.

La evangelización es una apasionante tarea que se realiza en forma dinámica. Algunos ejemplo de las historias bíblicas:

  • San Felipe, donde contemplamos como el Espíritu Santo lo empuja y le pide que se ponga al lado del eunuco, el etíope a quien le explica la Palabra y luego por solicitud del dignatario lo bautiza[74].
  • San Pedro, en su discurso kerigmático en la mañana de Pentecostés, en la ciudad de Jerusalén, a las puertas del Cenáculo.

Es importante dejar centralizado que toda Evangelización debe tener dos elementos cualitativos que se complementan necesariamente para que sea autentico el anuncio: Las Palabras y los Gestos:

  • Las palabras, en el primer anuncio (kerigma ) necesitan testigos que guiados por el Espíritu Santo nos abran a la misericordia del Padre y a la entrega incondicional a Jesucristo.
  • Los gestos, confirman lo anunciado con la palabra, lo creído con el corazón, pero confirmado con el amor en la vida diaria.

Nuestra comunidad Cenáculo Vivo ha optado por:

 

  • El primer anuncio sobre todo a las ya bautizados que viven en las urbes.

Nos dicen nuestros Obispos en NMA:

“La comunión de las personas y las comunidades se logra también mediante el espíritu y la práctica de poner en común los bienes, con nuevas estructuras de participación y solidaridad. Tal realidad se hace más evidente en los centros urbanos de las grandes ciudades. Nuestra acción pastoral habitual llega a atender un porcentaje pequeño de los bautizados. La Nueva Evangelización se dirige, primaria y principalmente, a los bautizados no practicantes que todavía no se sienten Iglesia, pero tienen derecho a recibir de ella la plenitud del Evangelio y de la gracia de Jesucristo”[75].

  • las obras de misericordia tanto espirituales como las corporales como nos enseña la Iglesia,  ya que son ellas las que Jesús mismo nos pone como pautas  para llegar al cielo.[76].

Aquí nombro cada una de las obras de misericordia que nos enseña la Iglesia y que en este escrito no vamos a desarrollar-

Las siete Obras de misericordia corporales:

  1. Visitar y cuidar a los enfermos.
  2. Dar de comer al hambriento.
  3. Dar de beber al sediento.
  4. Dar posada al peregrino.
  5. Vestir al desnudo.
  6. Redimir al cautivo.
  7. Enterrar a los muertos.

Las siete Obras de misericordia espirituales:

  1. Enseñar al que no sabe.
  2. Dar buen consejo al que lo necesita.
  3. Corregir al que yerra-
  4. Perdonar las injurias.
  5. Consolar al triste.
  6. Sufrir con paciencia los defectos de los demás.
  7. Rogar a Dios por vivos y difuntos.

Creemos que la evangelización de todos los hombres y del hombre contemporáneo en su cotidianeidad ciudadana exige un trabajo de “hormiga” que va gradualmente llevando hacia un proceso de madurez cristiana que tiene como fin la comunión con Dios y de los hombres entre sí, vivir la koinonia es vivir en centro del misterio trinitario que nosotros debemos cada vez más debemos ser reflejos.

Los pasos son los siguientes:

  • Con el anuncio Kerigmático se llama a los hombres a que reconozcan a Jesucristo como nuestro Salvador y Señor.
  • Descubrir al Señor como la Buena Noticia que nos muestra al Padre y nos da su Espíritu, que  nos regala dones y carismas para construir el Cuerpo de Cristo e iluminar a las naciones.
  • Tanta riqueza y diversidad exige vivir como reflejo de la Trinidad, es tarea educativa vivir una espiritualidad de comunión.

Como Cenáculo Vivo nos unimos al llamado que Dios nos hace a través de María a unirnos al gran río de la santidad de la Iglesia y ponernos al servicio de la Iglesia Diocesana.

MARIA

 

“Mujer, aquí tienes a tu hijo, luego dijo al discípulo aquí tienes a tu Madre” ( Jn. 19, 26- 27)

En este nuevo punto de partida es clave recordar la encarnación debe mirarse desde el misterio de la PASCUA para comprender el sentido metahistórico del mundo y cada hombre”.

Al Hablar de María quiero ponerla en una perspectiva Pascual, mirar a María  es poner nuestro corazón en justo equilibrio entre estar aquí por la encarnación y estar allá por la Pascua.

María es la primicia del misterio pascual comenzado en aquel Domingo de la Resurrección donde todas las cosas comenzaron de nuevo.

En nuestra comunidad Ella es el principio de elevación del mundo al Padre por su Hijo en el poder del Espíritu Santo. Es el “signo del Cielo” que nos habla el Apocalipsis.[77]

En los orígenes  del mundo Dios le propuso a Adán y a Eva ser administradores de la creación, y les prohibió que no comieran del árbol (Gn. 2). Al desobedecer se rompió la Alianza con Dios, sin embargo, Él no los abandonó sino que “donde  abundó el pecado, sobreabundó la Gracia[78]…” Es el mismo Dios quien toma la iniciativa  y le promete a la humanidad a través de la Mujer la salvación[79] en este sentido Dios es un gran pedagogo de confianza, cada paso de la salvación es conducción de amor.

“Llegada la plenitud de los tiempos Dios mandó a su Hijo nacido de mujer[80]…”Aquella ancestral  promesa  de Dios se abrió como un abanico de la multigracia trinitaria.

Todo la creación lo visible y lo invisible, queda sin respiración ante la respuesta  eminente de la Mujer[81] compañera de el Nuevo Adán. Al manantial de confianza sólo se lo recibe siendo cántaro de fidelidad.

Es la sentencia de San Irineo  quien sintetiza en forma admirable la “Lo que EVA[82] ató AVE lo desata”.

María es la Madre del Emmanuel[83] e Hija de Sión[84] , paraíso de Dios, donde la trinidad pasea como en su propia casa. El Padre la cobija, modelando “como plaza fuerte  [85]en la nueva Jerusalén. Es el Hijo quien la hace inmaculada. Gracia redentora anticipada  modelo preclaro de lo que cada hombre será después del misterio Pascual[86] . Y es el Espíritu Santo quien la acaricia con su suave brisa, y la abrasa en el amor, haciéndola girar como un trompo en torno al Santo trono del cielo.

María es la Mujer educada en la cruz. Dilata su corazón hasta el límite de que ningún bautizado quede afuera de su maternidad. “Ella despierta el corazón filial que duerme en cada hombre”…”sin María, el Evangelio se desencarna, se desfigura y se transforma  en ideología[87] La Madre trae en sus brazos a la VIDA, y vida en abundancia.

Como Madre clama a su hijo que anticipe la fiesta del Reino “no tienen Vino”…“y hagan lo que Él les diga[88] es el pedido a su Hijo anticipe la fiesta del cielo y nos pide ser instrumentos y servidores del Salvador.

Como Modelo es la Mujer coronada del Apocalipsis, signo para “todas las generaciones de cristianos”[89].Como estrella de la Nueva Evangelización nos enseña a cantar el Magnificat[90], cántico de pequeñez y grandeza, canto de confianza en las promesas de Dios y de dolor por el pueblo. Es el espejo del alma de María.

La Virgo et Mater moviliza como corriente interior para que nosotros seamos visitación de Dios para los hombres, especialmente los más pobres. Ella llama en la noche de los tiempos hacia la luz de los sagrarios. Son el nuevo pesebre que custodia “al cordero de Dios que quita los pecados del mundo”, Ella engarza como un rosario luminoso a todos los que como centinelas esperan el nuevo día, así como aquellos que tienen “las lámparas  encendidas”[91].

 

Hemos experimentado que “un hijo de María jamás perecerá, si permanece fiel a su Alianza”, como dice la filial oración de los albores de la Iglesia.

 “Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las oraciones que dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro ¡ oh Virgen gloriosa y bendita!”.

 

María es en este sentido puerta del Cielo, camino que recorrió Dios para hacerse hombre, camino que nosotros queremos recorrer para llegar a Dios.

Es convicción de que a través de un sano vínculo con  María, modelo de la Iglesa, se abre para nosotros la posibilidad de experimentar la mano suave y exigente  de su educación materna. Entrar en la misma escuela de Jesucristo, y después de la resurrección,  la escuela de los discípulos amados por Dios[92].

Consagrarse a  la Reina  y  toda la creación en alianza  de Amor es una dignidad inmerecida que aceptamos como testamento de Cristo. Ella nos educará en el espíritu de  Alianza para conducir al mundo a la alianza con la Santísima Trinidad y alianza de hermanos, miembros de un único pueblo.

¡Tú que fuiste llevada al cielo en cuerpo y alma, toma nuestra comunidad para que sea Cenáculo Vivo!

En nuestra Obra a la Madre del Señor la veneramos bajo el título de “Mater misericordiae” y rezamos como oración oficial la “Salve Regina” que tiene sus orígenes en el S. XI es probable que la compusiera San Bernardo.

“Dios te salve reina y madre de misericordia vida dulzura nuestra…”

 

 

URBE

“La ciudad no necesita la luz del sol ni de la luna ya que la gloria de Dios la ilumina, y su lámpara es el Cordero… el trono de Dios y del cordero estará en la ciudad y sus servidores lo adorarán” (Ap. 21, 23; 22, 3)

 

Cuando hablamos de la Urbe, surge de la Sagrada escritura, dos tipología de ciudades diametralmente opuesta, por un lado, Babel y por el otro, Jerusalén y en su corazón “el Cenáculo”.

La primera esta tejida por hombres que construyen un mundo al margen de Dios, y como consecuencia la “confusión de lenguas[93]”, haciendo vacuo todo “ ethos” cultural, la segunda ciudad trae como consecuencia la “unidad de lengua[94] que trae el Espíritu Santo restableciendo los vínculos iníciales con el Dios de la Vida.

La ciudad de Jerusalén se transforma en la figura de la ciudad celeste[95].Es la ciudad que en alianza con Dios Trino vive la Pascua.

Nuestra mirada de la urbe se comprende desde el Misterio Pascual, más aún el “cielo es nuestro puerto seguro”  a la vez fuerza de tracción ya que nuestra morada final es el corazón de la Santísima Trinidad, “voy a prepararles un lugar”[96] y desde la “mirada teologal”  reflexionamos sobre los procesos históricos en la cual rastreamos  el “ritmo del Espíritu” y nos lanzamos apasionadamente en la evangelización qué nos exige una encarnación en la cultura contemporánea.

Esta “pastoral urbana”  exige de nosotros una profunda conversión y volver a los Hechos de los Apóstoles para encontrar la “inspiración  paradigmática” para la nueva evangelización, sobre todo en este “nueva etapa en la evangelización de la Argentina[97]”.

 

  • Ritmo del Espíritu Santo: Nuestra mirada desde Dios es dada por la fe, no se trata de una cuestión de tipo mental o idea a la manera de motor inmóvil, sino el Dios de la Vida, o  como dice Pascal “el Dios de los filósofos y el Dios de Abraham, Isaac…” el punto de partida es la experiencia con Jesucristo y es Él quien nos da su propio Espíritu que nos conduce a la verdad plena, o sea desde la inmanencia empuja a todas las criaturas hacia la trascendencia, hacia el corazón mismo del Padre Dios.

El Espíritu Santo es alma de nuestra propia alma, Es Él quien conduce el acontecer mundial, comunitario y personal. Él nos habla en el “aquí, así como en el ahora de la vida”, o sea, se trata de la kenosis del Espíritu Santo, el Paráclito  es el Emmanuel Interior.

Decir el ritmo del Espíritu es considerar nuestra docilidad a sus mociones que nos orienta hacia la mistagogía y ver en los procesos de vida, la mano y el querer del Padre Dios “Felices los puros de corazón porque ellos verán a Dio[98]”.

 

  • Pastoral urbana: El punto de partida es el mandato del mismo Señor que llama y nos envía al mundo, el pide que anunciemos y dio el poder para que sea acreditado por signos y palabras intrínsecamente ligadas entre sí. Ahora bien, este anuncio debe hacerse a tiempo y destiempo, en toda circunstancia, lugar y en forma progresiva de “ciudad en ciudad[99]”.

Podemos constatar en la misma praxis histórica de la Iglesia como se encamina en forma decidida hacia las urbes, a modo de ejemplo: algunas figuras emblemáticas:

  • En los primeros tiempos del cristianismo: San Pablo y San Pedro marcan un camino por las ciudades del imperio romano y culminan en este itinerario con el martirio en Roma (centro del imperio)

 

  • En el mundo contemporáneo: El Papa Juan Pablo II (Itinerante de todos los pueblos) y  la beata Teresa de Calcuta (Itinerante de los hombres y los hombres más pobres).

 

  • Inspiración paradigmática: Es muy importante la comprensión de la Iglesia primitiva narrada en los Hechos de los Apóstoles ya que es una figura modélica para todos los tiempos, en primer lugar por ser Palabra de Dios, y en segundo porque el nuevo paganismo tiene muchos punto en común con la Iglesia primitiva.

Cuando hablamos de la ciudad no se trata de un conocimiento simplemente sociológico, así como tampoco psicológico  sino reflexionar por un lado, sobre el fin último del mundo, pero no del hombre en “solitario”, sino con los otros, por el otro lado, es ver el “alma cultural”, en un doble sentido:

  • En el sentido eterno es buscar la Providencia del Padre, así  como rastrear las semillas del Verbo.
  • En el sentido temporal es la corriente vital que mueve a uno y a todos, o sea el alma del tiempo.

Aquí vamos a trabajar sobre el segundo aspecto el alma cultural. ¡Debemos rastrear  el tesoro escondido en la urbe, que ha ocultado la Providencia Divina a los orgullosos de este mundo![100]

Toda superestructura comienza por una  estructura elemental. Esta organización básica es la familia, descarto el concepto familia como tribu a la manera de cómo la plantean los antropólogos culturales y los etnólogos, afirmo la familia según el proyecto de Dios según las Escrituras y el magisterio de la iglesia. Se trata de un hombre y una mujer que forma una doble comunidad: la comunidad como pareja en sí y la comunidad con los hijos y el resto de familiares[101].

 

 El hombre en un ser con los otros y en su gran mayoría habita la urbe. Este hombre está invitado a vivir en Alianza con Dios así como también está llamado a vivir en alianza con el prójimo, en este sentido ¡no somos un número representado en una estadística!

 No alcanza estar al lado del otro, o con el otro sino es fundamental estar dentro del otro. En este sentido se nos abre un gran desafío un “dinamismo de comunión” tan envolvente que incluye a toda criatura del cosmos.

Nuestra comunidad se compromete a cultivar seriamente este tipo de vinculo donde guiados por  las virtudes teologales y la gracia bautismal pone en nuestra conciencia y en nuestro corazón un núcleo vital: “todo hombre es mi hermano”.

 

LA URBE COMO VÍNCULO INTERNO

Este dinamismo de comunión es fuerza generadora de una cultura solidaria, realidad que no se plasma desde un vínculo externo sino interno ¿Qué queremos decir con vínculo externo e interno?

En la mirada de los vínculos externos distinguimos:

  • Sociológico, se trata de ideologías de tipo racial, lenguas o grupos étnicos, del consumo y luchas de clases.
  • Jurídico, son planteos de tipo legales donde los hombres negocian un tipo de organización donde su naturaleza es de tipo animal “el hombre es un lobo para otro hombre”, y la única manera de formar algún tipo de sociedad es consensuando algún tipo de contrato social o por la fuerza de las armas o del dinero.
  • Psicológico, la variedad de posturas en este punto es un amplio espectro que nos lleva por un inmenso tours conduciéndonos a una gran variedad que explica lo social en base de estímulos y respuestas, pulsiones, proyecciones y sublimaciones así como condicionamientos que llegan al extremo del determinismo social.

En la mirada del vínculo interno:

  • Se trata del libre albedrío que guiado por la fuerza del amor se abre al otro para complementarse. ¡Sólo el que ama permite al “alter” entrar en la intimidad condición “sine qua non” para estar con el otro y dentro del Otro.
  • Se trata más bien del alma de una sociedad y de lo que cultiva como centro, la cual hoy ha entrado en una crisis total, incluyendo muchas ideas cristianas que al perder vitalmente a Jesucristo se vuelven locas porque giran en torno a si, sin encontrar el eje que les da el sentido pleno de la verdad y el bien.
  • Se trata más de una realidad mística espiritual  que marca una línea pastoral o sea es ser itinerantes hacia la Pascua del cielo
  • Es una mirada de fe donde guiados por la Palabra de Dios y de los pastores nos da la compresión que somos pueblo de Dios, así como la autocomprensión de ser ecclesia, donde aún en diáspora  (esparcidos) podemos percibir la grandeza de ser parte de la Familia de Dios Padre por la mediación de Cristo y la cohesión de la unidad y la Caridad que da a todos su ligamentos el Espíritu Santo (1 Cor. 12)
  • No se trata de establecer una especie de  “república de la Fe”, que fue base de una postura pastoral llamada cristiandad, la propuesta es otra que se inspira en la eclesiología del Vaticano II.”Somos Pueblo de la Alianza, pueblo de Dios[102]”¡Se trata afirmar claramente que no se trata de barnizar lo viejo, reevangelizar , sino como dice el documento Santo Domingo una nueva evangelización, “ardor, en sus métodos y en su expresión” en esta línea el documento Navega mar Adentro [103]

Sólo en el vínculo interno es posible entrelazar a todos los seres humanos en un binomio interpersonal lleno de amor que nos hace comprender la  estructura social como un proceso familiar.

La medula del vínculo interno es el encuentro con Dios como Ser Personal. La misma Trinidad es modelo de todo tipo de comunidad, así como el fundamento de la dignidad humana en todas sus fases evolutivas.

Hagamos una comparación así como el alma es al cuerpo, de la misma manera  la presencia de los cristianos (alma) da unidad interior a todos los pueblos (cuerpo) Esta realidad de ser alma se confirma cuando centramos nuestra existencia en Dios Trino, adorándolo e intercediendo por los hermanos. Es la misma oración que nos va modelando los sentimientos de Cristo  que nos conduce al encuentro de los hombres para incluirlos en la familia de Dios y en la sociedad., de ahí el imperativo por una conversión sincera, para recibir el Evangelio y buscar la comunión en la paz, justicia y amor.

Forjar un mundo nuevo es gestarlo primero en el corazón como María, sin temor a exagerar “Ella misma es fruto de la nueva Urbe”, donde Dios está en todo y en todos. María Madre del amor hermoso nos educa para que caminemos desde Cristo en un triple sentido:

  • Caminar hacia adentro en una metaformosis hasta que Cristo sea en Mí y yo en Él realidad transfigurativa que trae la Pascua. En este sentido es clave la oración, o sea,  subir y bajar cada día con Cristo para iluminar la ciudad y ser sal y levadura del mundo.
  • Caminar hacia afuera es asumir desde la Pascua la temporalidad, esto es la historia personal, de la Nación, del mundo y en la Santísima Trinidad al mismo cosmos.
  • Caminar hacia el cielo es unir en forma orgánica la ciudad celeste con la terrestre. La primera la alcanzaremos en la Parusía donde veremos bajar la “Nueva Jerusalén[104]”,  Sión de Dios, y la segunda abriéndola con la santidad de vida para que reciba la ley suprema del amor. Amor que su rey regala el día del bautismo convirtiendo a gente atomizada y extraña en  amigos y hermanos.

“¡Debemos hacer carne Pascual que somos un pueblo llamado a vivir en adoración perpetua haciendo conciente lo que nos dice la fe que” toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, toda lengua confiese que Cristo Jesús es el Señor para gloria de Dios Padre[105]”, de tal manera el cielo y la tierra tienen el mismo Señor. Dios tiene el trono en e cielo, pero en la tierra esta la sede de sus pies.”

Con la expresión realidad orgánica quiero decir: lo visible e invisible es la misma trama del tejido de Dios donde en lo uno ya se refleja lo otro. Como dice san Pablo llevamos en este cuerpo mortal una semilla de incorruptibilidad y que aquí en la temporalidad ya está presente la eternidad como lo profesamos en el misterio de la encarnación. En este sentido la ciudad terrena refleja la eterna pero por ahora vemos “como atrás de un velo[106]”. Así la ciudad toma sentido sacramental que me acerca al sacramento de Cristo: la Iglesia.

Cuando escuchamos “respuestas naturalista muy bien recicladas” una y otra vez donde la universalidad y la armonía del cosmos son el máximo anhelo de los hombres, y los dogmatismos absolutos de las ciencias positivas son profetizadas por doquier por sus sacerdotes de “bata blanca[107]”. Mientras el desencuentro crece, otros grupos añoran una sociedad sin clases, y un gran número de personas rinde culto al “señor dinero”, dinero que puede comprar medicina pero no salud, sexo pero no amor, casa pero no hogar… “la promesa deja llagas y una inmensa estela del vacío existencial”.

Me parece importante en este contexto las palabras del Vaticano II que “a pesar de los grandes cambios el hombre no ha podido responder a los grandes interrogantes existenciales”[108] .

Nuestra respuesta es la de San Agustín “Mi corazón está inquieto Señor hasta que descanse en Ti”[109]Al reclinarnos en el corazón de Dios descubrimos que sólo la  adoración, la alabanza y servicio en Dios nos hace plenamente personas, y gestamos una sociedad orgánica o sea donde se integran la Fe y la Vida como un mismo proceso de la realidad humana.

El Papa Juan Pablo II nos dirá que el secreto está en una cultura Eucarística”La «cultura de la Eucaristía» promueve una cultura del diálogo, que en ella encuentra fuerza y alimento. Se equivoca quien cree que la referencia pública a la fe menoscaba la justa autonomía del Estado y de las instituciones civiles, o que puede incluso fomentar actitudes de intolerancia. Si bien no han faltado en la historia errores, inclusive entre los creyentes, como reconocí con ocasión del Jubileo, esto no se debe a las «raíces cristianas», sino a la incoherencia de los cristianos con sus propias raíces. Quien aprende a decir «gracias» como lo hizo Cristo en la cruz, podrá ser un mártir, pero nunca será un torturador.[110]

 

Una urbe sin la presencia de Dios seguirá hundiendo los hogares, edificando ciudades en arenas movedizas, me parece oportuno afirmar a la manera de ley “más reacción contra su creador más hundimiento en la ciénaga putrefacta del sin sentido “.

En la Argentina nuestros obispos nos plantean que el problema grave para nuestra Patria es el divorcio entre la Fe y la Vida[111] es en la reflexión pastoral de Navega Mar Adentro  donde señalan que la raíz de nuestros problema el más englobante es la profunda crisis de valores de la cultura y la civilización en la estamos inmersos, el drama de nuestro tiempo es la “crisis cultural[112] para plantearnos principios inspiradores para la nueva evangelización es muy valido volver a retomar las imágenes bíblicas y la fuerza propulsora que da el Cenáculo histórico.

Como ya hemos dicho Babel y el Cenáculo son figuras topológicas que inspiran en sí mismas dos culturas. La primera, es figura de una cultura sin Dios, la segunda, es figura de una cultura en Alianza con Dios, donde Cristo con su muerte y resurrección ha derribado todo muro de separación “Vosotros todos sois hijos de Dios (…), bautizados en Cristo, os habéis revestido de Cristo. No hay ya ni judío ni griego; no hay ya ni esclavo ni libre; no hay ya ni hombre ni mujer: porque vosotros todos no sois más que una persona en Cristo Jesús”[113].

El texto bíblico dice “Se mantenían constantes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan, y en las oraciones… realizaban muchos prodigios y signos. Todos los creyentes están de acuerdo y tenían todo en común; … tenían un mismo espíritu, … alababan al Señor y gozaban de simpatía  de todo el pueblo… y crecía el numero de creyentes[114]

Es el Cenáculo el corazón de la Urbe, casa de Familia orante, evangelizadora y servidora de los hombres marca un dinamismo que inspira a los cristianos de todos los tiempos, pongamos en primer plano tres de estos dinamismos.

  • Cristo está Vivo
  • Tenían un solo corazón
  • Compartían los bienes y así nadie pasaba necesidades.

Cristo está Vivo 

Desde los orígenes la Iglesia impulsada por el Espíritu Santo ha experimentado la nueva presencia de Cristo en el mundo, es el mismo San Pablo quien nos cuenta su vocación[115] y como en la raíz de su conversión esta la experiencia de Jesucristo Resucitado, por el otro la conciencia misionera de la Iglesia se centra en el anuncio kerigmático[116] .

Este intimidad con Cristo y en Él caminar al hombre y todos los hombres es la misma esencia del cristianismo. En este sentido todo bautizado es germinalmente un místico ya que el vínculo con el Señor es generador de una nueva relación con el prójimo. Es el amor a Dios  lo que da la cohesión y el fundamento para  vivir la comunión. Y genera la fuerza transformadora para construir la “civilización del amor “.

 

Tenían un solo corazón

Toda evangelización es posible cuando los “corazones nobles laten en la intimidad y con alegres sacrificios se sobrellevan; donde, cobijándose unos a otros, arde y fluyen hacia el corazón de Dios; donde con ímpetu brotan fuentes de amor para saciar la sed de amor que padece el mundo[117]”. Se trata del reconocimiento de la Santísima Trinidad en nuestra vida y esto es posible cuando el fuego de Dios arde en todos los corazones.

La unidad de corazones nos lleva directamente al corazón de la oración sacerdotal de Jesucristo “Padre, que sean uno como tú y yo somos uno para que el mundo crea[118].  Es importante afirmar que la unidad sólo la da el Buen Pastor y como consecuencia eclesiología la unidad en la diversidad, es comunión con toda la Iglesia, que se hace concreto en el Obispo Diocesano formamos un solo cuerpo, ahora bien

Esta unidad es en relación con los pastores, así como también entre los miembros del pueblo de Dios entre sí. La unidad es un don y una tarea  que supera la Iglesia ad intra, ya que es una tarea sin frontera que nos compromete a dialogar con todo el hombre, sus culturas, así como buscar las semillas del verbo” en sus expresiones religiosas[119].

Asumimos como comunidad trabajar con nuestras mejores fuerzas por la unidad “Unum Sit” y encarnar y propagar y orar el magisterio del Papa y de los Obispos, buscando un trato cordial con todos los carismas y la expresiones eclesiales especialmente las parroquias teniendo en cuenta que no estamos llamados a competir sino compartir, debemos hacer consigna de vida las palabras de San Agustín.“Unidad en lo esencial, en lo opinable diversidad y Caridad en todo”, Nuestro único enemigo es enemigo es Satanás.

 

Compartían los bienes y así nadie pasaba necesidades.

Nuestros obispos nos piden que trabajemos por una nueva nación, esto significa en primer lugar una mirada evangélica  como dice el Señor “Si el grano de trigo no muere no da fruto”(((((((())))  desde este mangrullo que surge de la Sagrada Escritura podemos ver en el horizonte del mundo entero levantarse un nuevo orden moral, social y político.

Este llamado de la unidad en el amor nos lleva a  dilatar el corazón hasta compartir los bienes espirituales y materiales “para el bien común”. Contemplemos el interior del Cenáculo en la noche del jueves santo y veamos como Jesucristo nos deja  su memorial perpetuo y el claro mandato “haced esto en conmemoración mía[120]”. Desde esta sensibilidad interior de la realidad Eucarística orientemos nuestro corazón y la mirada hacia el mundo doblemente pobre: de comida y de Dios.

“Como comunidad queremos ser escuela de postración” ya que por medio de la adoración a Dios el Espíritu Santo nos educa en la apertura a Cristo y al Padre. “¡Todo tiempo invertido en la oración contemplativa es acumular tesoros en el cielo y en ella  somos educados en la exquisita caridad que nos hace Santos”.

 

La adoración a la Trinidad  es vivir con todas fuerzas los tres primeros mandamientos  que empuja a  buscar al Señor en lo creado para seguir adorándolo.

Ser adoradores no es un acto sino una actitud permanente en los cristianos. Adorar al Señor tiene su “cumbre y fuente”  en la Eucaristía. La Sagrada Eucaristía  dentro y fuera  de la Misa es el epicentro desde el cual como Iglesia genera una cultura de adoradores ya que aprendemos a doblar nuestras rodillas solo antes Dios y que la criatura no debe usurpar el lugar de Dios “Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César[121]”.

 

“El compromiso con la Eucaristía nos compromete con el pan de los hermanos”. El mismo Jesucristo determinó quedarse en el pan, haciendo  esta presencia real de su cuerpo y divinidad. El pan es la materia por la cual se hace presente el Señor en el sacramento de la Eucaristía, como consecuencia antropológica la ausencia de esta materia (pan) es un grito silencioso para el cristiano que recibe la Sagrada Comunión.

En este sentido llamamos lo Urbano al desafío que tomamos de trabajar por una cultura eucarística. Esto es compartir el tiempo, los talentos y los bienes materiales para hacer presente y operante la presencia del Dios Trino.

Cultura Urbana es vivir orgánicamente la Fe y la vida  se trata de una cultura donde se viva la oración del Padre Nuestro “danos el pan de cada día[122]”. Es contemplar el rostro del Verbo encarnado en compañía de María Santísima. Es vivir la comunión con todos para que nadie quede excluido  de la Urbe y de esta manera nadie pase necesidades.

 

En conclusión

La Iglesia portadora de la Buena Noticia llama a los hombres a contemplar el rostro de  Cristo y con  el esplendor de la verdad iluminar la cultura que está en crisis. Sabemos que el punto de partida es la transformación de la persona que lleva al cambio social. En ese cambio el vínculo con Dios no es un añadido sino el norte que marca el sentido de la existencia humana.

La religión es vínculo con el Dios de la vida, es Dios quién nos amó primero  transformando nuestro pensar, querer y sentir frente al mundo creado, hacia nuestros hermanos y la  misma conciencia de lo que somos,

Fuimos creador en el amor ya que “Dios es Amor[123] esta esencialidad no dispone amar y ser amado para que surja la “imagen y semejanza” [124]de Dios en nosotros pero la verdad en plenitud es cuando el mismo Señor nos dona su propio Espíritu que nos hace amar como Él ama incluso si es necesario “con amor crucificado”, a este llamado de la Divina Providencia no nos es licito claudicar, es nuestro compromiso con el Papa , nuestro Obispo, la Iglesia Diocesana y con los pobres de este mundo.

“Estamos convencidos que el punto de partida social es el hogar centro de las vivencias de la familia el cual es santuario de la vida, lugar predilecto de Dios”, donde se tocan los nobles corazones y laten en armonía de amor, es ahí donde todos aprendernos vitalmente lo que es paternidad- maternidad, filialidad. Se trata de amor encarnado traspasado por el arco iris de la Pascua Ella es reflejo Trinitario y cuna natural de todo tipo de humanismo. Es ahí donde Dios se refleja en la cotidianidad y nos inspira a  ser memoria activa, realidad viva de la parábola del padre, de la misericordia que recibe al hijo pródigo y dialoga con el otro hijo que había perdido su libertad interior que le incapacitaba a vivir en la fiesta de la vida y entrando ciegamente a una cultura de muerte.

Con esta educación evangélica que queremos forjar en nuestras filas debemos salir de ciudad en ciudad y anunciar, al que crea, bautizarlo, enseñarles y Jesús estará presente

Es María quien desde su santuario nos despierta el corazón y nos convoca como pueblo, ella como primera adoradora nos impulsa adorar a Cristo presente en cada sagrario de nuestro templo que se levantan como geografía de la fe en medio de las ciudades. Ella nos orienta a tener confianza de que Dios “desparrama a los soberbios y orgullosos”[125]  y nos invita levantar la bandera de Nuestra Nación que han surgido de nuestros ancestros cristianos que vieron en su corazón Inmaculado la unidad nacional, por eso elevar la dignidad de los hermanos y vivir en alianza con María es levantar estos colores comunes que nos invitan a trabajar por la Urbe nacional y más allá, si Dios lo quiere para sembrar semillas de justicia, paz y solidaridad.

 

Nuestra MISION

 

Hacer de la ciudad anticipo del cielo, modelo de familia y reflejo de la Santísima Trinidad es asegurar la dignidad de cada hombre, el modelo de familia y fuente de inspiración de una cultura cristiana.

En nombre de la Santísima Trinidad tiremos las redes en el mar del tiempo nuevo.

Padre José Ignacio Martínez

 

 


[1] Jn. 1,13

[2] Mt. 11, 28.

[3] Lc. 10, 1- 12

[4] Alusión a la parábola del convite nupcial Mt. 22, 1 ss.

[5] 1Jn.4, 10.

[6] 1 Ped 1, 16.

[7] Jn 6, 48.

[8] Jn. 14, 9.

[9] Cfr. Mt.20,1- 17.

[10] Cfr. Rom 8, 21.

[11] Jn. 15,14.

[12] Ap. 11, 4.

[13] Jn.14, 23.

[14] 1 Cor 1, 23.

[15] Fil. 1,5.

[16] Jer. 1,10.

[17] Cfr. D.P. 275

[18] C.I.C. pag. 54

[19] NMD II N 11

[20] Fil.3, 20

[21] Ap. 4, 9-11

[22] CIC 2096/7

[23] Lc 4,8

[24]  Cantar de los  Catares 4, 11; 5,2.

[25] Lc.1,38.

[26] Ecclesia de Eucaristía N1

[27] NND N 18

[28] Ad intra hacía o desde adentro

[29] Ef. 1,9.

[30] Ef. 2, 18; 2 Pe. 1,4.

[31] Col. 1, 15; 1 Tim. 1, 17.

[32] Ex. 33, 11; Jn. 15, 14-15.

[33] Bar. 3, 38.

[34] D. V. 2

[35] Cfr. Dan. 4,24.

[36] Ad extra hacia afuera

[37] Hb. 11,8.

[38] Rom 13, 12.

[39] Lc. 10,1

[40] Jn. 20.

[41] Lc. 22, 10-12.

[42] Hc 2, 1-2.

[43] 1 Cor 12

[44] LG.1.

[45] Gn. 3, 15.

[46] Mt 28, 19.

[47] E.N. 20

[48] NMA50.

[49] De la nada

[50] Gn 1, 26.

[51] NMA

[52] Alusión a la torre de Babel. Gn. 11, 1- 9

[53] Gn. 4, 12- 14.

[54] (1Pe.2, 9- 10)

[55]  (Ap. 21, 3- 4 ).

[56] (Hch. 4, 32)

[57] (GS. N1)

[58] Plegaria Eucaristica  N5b

[59] Lc 5, 4.

[60] Plegaria Eucaristica de la reconciliación N2

[61] Alusión a la oración de Cristo

[62] ! Rey

[63] Nuevo tiempo

[64] NMA 2

[65] 2 Cor. 7.

[66] Lc. 10, 2.

[67] Fil. 4, 13.

[68] Cfr. Rom 12, 2.

[69] San Justino, “Semina Verbi”, semillas del Verbo.

[70] Mt 28, 19.

[71] Ap. 2, 4.

[72] Jer. 2.

[73]. Evangelii Nuntiandi N°19

[74] Hch. 8, 26-40.

[75] NMA. nº 87.

[76] Cfr. Mt 25, 31- 46

[77]  Ap. 12,1.

[78] Rm. 5, 20

[79] Cfr. Gn. 3

[80] Gal. 4,4

[81] Lc.1,36

[82] Gn. 3

[83] Is. 7,14

[84] Sof. 3, 14; Zac. 2, 14

[85] Jer. 1, 19

[86] Cfr. Ap. 10, 7

[87] D.P. 295; 301

[88] Jn. 2

[89] Ap. 12

[90] Lc. 1, 46 ; D.P.297

[91] Alusión al pesebre y a las vírgenes prudentes. Mt. 25, 1- 13

[92] Jn. 19,25- 27; Hch. 21, 12- 14

[93] Cfr. Gn. 11

[94] Cfr. Hch. 2

[95] Ap. 21, 1- 2

[96] Jn. 14, 1- 3

[97] N.M.A.2, par.2

[98] Mt. 5, 8

[99] Mc. 9,1- 6; Lc. 10, 1

[100] Mt. 13, 44- 46

[101] F.C. 50 par. 2

[102] L.G. II parte N 9ss.

[103] N.M.A. 1

[104] Ap. 21, 9- 14; Salmo 48 (47)

[105] Fil. 2, 9- 11

[106] 1Cor.13, 12

[107] Alusión a  los científicos

[108] G.S.  10

[109] Las Confesiones 1

[110] M.N.D. IV 26

[111] Cfr. L.P.N.E.

[112] Cfr. N.M.A. II 23- 24

[113] Romanos 13, 1-6

[114] Hch. 2, 42- 47

[115] Hch. 9, 9- 19

[116] Hch. 3, 11- 26

[117] Del cantico al terruño. Hacia el Padre. Pag 196

[118] Jn. 17, 22- 23

[119] D.P. 401

[120] 1 Cor. 11,25

[121] Mc. 12,17

[122] Mt. 6, 9- 14

[123] 1 Jn. 4, 8

[124] Gn. 1, 26

[125] Lc. 1, 52

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